domingo, 4 de enero de 2009

Señora Luna


Escribo cuando las estrellas me hablan. Cuando siento que a lo lejos me miran y susurran.

Qué pensara la luna al ver a las estrellas preguntarse por mi?

Aqui esta tan frío y desolado, tan obscuro y silencioso. No hay luz y aún asi la sombra esta presente y yo sin poder escribir.

El tiempo corre en su penumbra ignorando el tan devastado corazón que su pasar a dejado en mi. Sin poder escuchar el cantar de las aves, ni al viento que se ha devuelto por culpa de mis pesares.

!Ay señora luna!^quedese conmigo, con mi canto ahogado, con mis lágrimas saladas, con mis labios secos, con mi pasión enterrada.

Que se vayan las estrellas y que se quede la luna. Que aquel único avion, todo estruendoso, se lleve cada recuerdo de ésta ilusión marcada.

Que se vayan las estrellas, porque siento que me reclaman. Ya que el silencio habla por ellas y mis oidos no quieren mas murmuros. Reclaman versos, reclaman alegría, un espacio inmenso en mi pobre y estrecho día a día.

!Ay señora luna!, usted se ha ido y me ha dejado con las estrellas, que perverso su sentir y que angustioso mi devenir.

Que venga la luz, que venga la alegría, porque lo que usted no ha entendido magestuosa luna, es que cada vez que las estrellas me miran, mi corazon se desangra por la herida que un amor dejó en su partir.

Aquel amor juró sentir mi ser cada vez que las estrellas destellen en lo alto de un cielo nocturno despejado y que con luna o sin ella, alli estaría mi ausencia.

Y allí está mi amor, tratando de dibujar mi existencia al unir estrella con estrella como un juego para niños, como un pasatiempo del retiro.

Jugará a unir estrellas hasta que llegase el momento en donde el tiempo nos juntara, aquel tan esperado momento... aquel tan esperado día.